domingo, 28 de abril de 2024

VINO, MUJERES Y AVIONES. Ernst Udet y su paso por la Argentina

Por Francisco Halbritter 

Si hay algo que nunca pude comprender, ni siquiera cuando era joven, es la necesidad del ser humano de tener un ídolo, ya sea éste un cantante, un artista, un deportista, un político, o un aeronauta. ¿Estas pasiones tendrán que ver con nuestras frustraciones personales? ¿O será más bien una cuestión vinculada con la necesidad de pertenecer a un rebaño?. No lo sé. Lo cierto es que nunca tuve un ídolo. Pero sin embargo también es cierto que a veces siento una mayor simpatía por una persona que por otra (una cuestión de piel, como le dicen hoy), y en este contexto les confieso que hay una personalidad del ambiente aeronáutico mundial que me hubiera gustado conocer: Ernst Udet. Lo que sin duda amerita una explicación.

Portada de la revista El Gráfico de la época, donde colocó un retrato del aviador alemán Ernst Udet tras su llegada a la Argentina a mediados de 1923 (Foto Claudio Meunier) 

Udet, cuya biografía detallaré mas adelante, fue uno de los personajes más bohemios del ambiente aeronáutico de todos los tiempos, con una forma de ser que seguramente surgió como consecuencia de la combinación de sus ansias de libertad con la dura prueba de la Primera Guerra Mundial, seguida por el eufórico ambiente de los locos años veinte y treinta. Ernst Udet, quien poseía una notable veta de artista (a tal punto que escribió poesías bastante aceptables y  produjo dibujos de muy buena calidad) y fue un feroz autocrítico (hizo excelentes caricaturas sobre sí mismo, mofándose de sus propias debilidades), también sabía apreciar las cosas buenas de la vida: el vino y la champaña (que consumía en grandes cantidades), las mujeres (que consumía en grandes cantidades), y los aviones, que sin duda fueron su verdadera pasión primaria. Terminaré aquí mi justificación, pues no quisiera que mis amigos se enteren de que Udet era grandote y tenía muy poco pelo, pues podrían sentir la tentación de sugerir que mi admiración hacia este personaje en realidad pasa por una cuestión de identificación personal.

Además de un gran constructor y eximio piloto, Udet tenía buenas dotes artísticas que utilizaba para producir humoradas sobre sí mismo (Ernst Udet) 

Lo que muy poca gente sabe es que Udet estuvo vinculado a la Argentina a través de sus aviones, y que nos honró con su presencia en un viaje memorable, recordado no tanto por sus limitados aportes a nuestra aviación civil, sino por las turbulencias personales en que se vio envuelto.

El ambiente

Los lectores de LV ya conocen los efectos paralizadores que tuvo la Primera Guerra Mundial en el desarrollo de la aviación argentina, y el explosivo renacimiento que le siguió al armisticio, con las visitas múltiples y sucesivas de diversas misiones aeronáuticas que llegaron a estas pampas para desarrollar vínculos comerciales. Así nos visitaron, a partir de 1919, Frank Pilkington Scott (representante de A.V. Roe), la Misión Aeronáutica Militar Italiana, el mayor Shirley Kingsley (representante de Airco), el norteamericano Lawrence Leon (en representación de Curtiss), la Misión Aeronáutica Militar Francesa (precursores, indirectamente, de la llegada al país de la Aeropostale), más los emprendimientos aerocomerciales de la Handley Page y del brigadier Guy de Livingston en nombre de Vickers. Este importantísimo aporte de material de vuelo y de conocimientos fue el que posibilitó el verdadero renacimiento de la aviación argentina, y la realización de las proezas que caracterizaron los primeros años de la década del veinte.

Sin embargo, el gran avance de la aeronáutica durante la guerra no fue un monopolio de los países vencedores, pues es sabido que Alemania también alcanzó un nivel tecnológico notable en el arte de diseñar y construir aviones, y en el de volarlos, de manera que no debe asombrarnos que pese a las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles, este país comenzó a renacer de las cenizas a partir de 1919. Las primeras manifestaciones aeronáuticas de la Alemania de postguerra estuvieron vinculadas principalmente con el vuelo a vela (no limitado por los tratados del armisticio), y un par de años después ya era evidente que los diseños alemanes comenzaban a colonizar parte del mundo, mediante la solución "non sancta" de construir sus aviones en otros países, y en algunos casos mediante construcciones clandestinas dentro de Alemania.

La colonia alemana de la Argentina fue siempre numerosa e influyente, tanto desde el punto de vista político como económico, de manera que no debe asombrarnos que los alemanes formaran parte del desarrollo de nuestra aviación desde sus mismísimos comienzos (Heinrich Lübbe voló entre nosotros en 1912 con un Rumpler Taube, con el que llevó a Jorge Newbery a Montevideo). Esta relación se mantuvo intacta después del fin de la guerra, por lo que, en forma paralela a las misiones ya mencionadas del bando vencedor, también llegaron al país numerosos pilotos alemanes, entre ellos Guillermo Rödel en 1919 (uno de los primeros instructores de vuelo que tuvo el Centro de Aviación Civil en el aeródromo de Villa Lugano), y al año siguiente Max Holtzem (quien trajo consigo un biplano Pfalz D.III, con el que voló entre nosotros hasta 1928). En 1923 llegaron Otto Ballod, representante de Fokker (este personaje en realidad era letón) y Ernst Udet (cuya trayectoria ampliaré luego), y en 1924 hizo su arribo la recordada Misión Junkers, cuya visita dejó huellas profundas en la aviación civil argentina a través de sus servicios comerciales a Montevideo, y de la creación del Lloyd Aéreo Córdoba, afianzando una relación que iría en aumento, hasta alcanzar su máxima expresión luego de la Segunda Guerra Mundial.

Ernst Udet

Armand van Ishoven es un historiador aeronáutico de origen belga que se sintió fascinado por este personaje, a tal punto que dedicó más de diez años a investigar su vida. Los resultados de este trabajo fueron volcados en 1977 en un excelente libro biográfico que tituló "Udet. Des Teufels General" (Udet. El general del Diablo), del que proceden la mayoría de los datos "europeos" de este artículo.

Ernst Udet nació el 26 de abril de 1896 en la ciudad de Frankfurt am Main, en el centro de Alemania, pero muy poco tiempo después sus padres se trasladaron a Baviera, lugar que se convirtió en su patria adoptiva. Allí le tocó vivir el nacimiento y el crecimiento de la aviación heroica, con la que se identificó a tal punto que ya en 1909, a los trece años de edad, comenzó a volar en planeadores en Niederschau am Chiemsee. Udet aprendió a pilotear aviones en Munich en 1914, siendo su instructor nada menos que Gustav Otto (el notable diseñador y constructor de los aviones AGO, iniciales de Aerowerke Gustav Otto, quien además era el hijo del inventor del motor a explosión de cuatro tiempos). Se dice que Otto, quien se suicidaría en Munich en 1926, fue un buen amigo de Udet, por lo que es lícito suponer que tuvo una cierta influencia sobre el desarrollo de su extraordinaria personalidad.

Dos de los grandes placeres de Udet (Ernst Udet)


En 1914, al estallar la guerra, Udet se alistó voluntario como motociclista, pero al poco tiempo hizo valer su brevet de piloto, y en abril de 1915 ya realizaba incursiones aéreas sobre territorio francés. Inmediatamente se destacó por su habilidad como piloto y por su valentía, y en marzo de 1918 pasó a integrar la célebre Escuadrilla Richthofen, en la que alcanzó el grado de capitán de escuadrilla, terminando la guerra con 62 victorias, lo que lo convirtió en el segundo as de la aviación alemana, solo superado por el extraordinario Barón Rojo, Manfred von Richthofen.

Para Udet la aviación se había transformado en el camino hacia la verdadera libertad, y ya no la abandonó nunca más, convirtiéndola en un medio y en una filosofía de vida. Actuó como piloto de línea aérea, realizó exhibiciones como piloto deportivo y de acrobacia (en este rubro fue considerado como uno de los mejores del mundo, junto con su compatriota Gerhard Fieseler), y fue uno de los primeros constructores de aviones livianos de Alemania, una actividad que describiré más adelante. Dedicó algunos años a realizar diversos vuelos de exploración, lo que lo llevó desde los Alpes hasta Groenlandia y África, en cuyo transcurso demostró ser un verdadero artista del cine y de la fotografía aérea, a tal punto que sus trabajos se utilizaron en Alemania para fomentar, con todo éxito, el entusiasmo popular por la aviación. También es cierto que contribuyó al éxito mundano de Udet su forma de ser bohemia, mitad artista, mitad héroe, con una bien cimentada fama de amante de la buena vida, regada con abundante champaña y siempre en compañía de mujeres hermosas.

Su popularidad alcanzó una magnitud tal que terminó llevándolo por un camino que él no deseaba recorrer, pero que las circunstancias políticas del momento lo hicieron inevitable: Hermann Göring (quien durante la Primera Guerra había sido su compañero en la Escuadrilla Richthofen, y que luego se había transformado en uno de los más fieles colaboradores de Adolf Hitler en el partido nacional socialista) lo nombró en 1936 jefe de la oficina técnica del Ministerio del Aire del Reich, un cargo que lo haría responsable del  seguimiento del desarrollo técnico de todos los aviones desarrollados en el Tercer Reich. Udet aceptó el cargo pues supuso que esta actividad lo mantendría cerca de los aviones, pero poco a poco continuó escalando posiciones en la estructura del Ministerio, cuyas obligaciones lo fueron relegando a trabajos de escritorio, ahogándolo lentamente. El 17 de noviembre de 1941, abrumado por la virtual pérdida de su amada libertad, por las contínuas presiones de tipo político que eran inherentes a su cargo, y por la incontenible escalada de la guerra, cuyo trágico fin intuía, Udet se suicidó en Berlín a los cuarenta y seis años de edad.

El constructor. 

Los inicios de Udet como constructor de aviones son curiosos. En 1921 viajó a Alemania un acaudalado estadounidense de origen alemán radicado en Milwaukee, de nombre William Pohl, quien le hizo una propuesta bastante atípica: él suministraría los fondos necesarios para que Udet organizara en Alemania una empresa para producir en serie aviones livianos, los que se exportarían a Estados Unidos una vez levantadas las restricciones del Tratado de Versalles. La idea (muy norteamericana) de Pohl se basaba en el hecho de que Udet era por esa época uno de los personajes más conocidos del mundo aeronáutico, y en que Alemania estaba sumergida en una inflación galopante, por lo que los costos de fabricación serían muy reducidos. Fue precisamente la situación económica de su país la que hizo que Udet aceptara la propuesta, y fue así que ese mismo año de 1921 formó en Munich la empresa Udet Flugzeugbau. Inmediatamente se asoció con el ingeniero Hans Hermann, a quien puso a cargo del desarrollo de los proyectos, y de esta manera en julio de 1921, con la ayuda de dos obreros, inició la construcción del prototipo en un pequeño taller de Milbertshofen, cerca del aeródromo de Oberwiesenfeld. El resultado fue un pequeño aparato monoplaza de ala baja cantilever, totalmente de madera, que estaría propulsada por un motor de unos 35 hp de potencia.

Udet funcionario público, visto por sí mismo (Ernst Udet)

Esta construcción, que por supuesto era clandestina, estuvo a punto de ser descubierta por los controles oficiales, por lo que durante una noche de invierno de enero de 1922 Udet y sus amigos la trasladaron al taller que un amigo de apellido Scheuermann tenía en el barrio muniqués de Ramersdorf. Cuando el 1° de mayo de 1922 se autorizó a Alemania a desarrollar construcciones aeronáuticas civiles, el prototipo de Udet ya estaba prácticamente terminado, por lo que en forma inmediata se organizó el primer vuelo del que luego se denominaría como modelo U.1. Poco después, el 23 de octubre de 1922 se creó oficialmente la Udet Flugzeugbau GmbH., aunque por esta época el negocio con los Estados Unidos ya se había esfumado, debido a la competencia de los excedentes de guerra, y al gusto americano por las máquinas de gran potencia. Los socios de la flamante empresa eran Udet, Herrmann, Scheuermann, y Heinz Pohl (el hermano de William Pohl).

El monoplaza Udet U.1, equipado con un motor Haacke de dos cilindros opuestos refrigerados por aire, con una dudosa potencia de unos 30 a 35 hp y una notable capacidad para generar vibraciones incontenibles, voló con cierta frecuencia, y luego sirvió como base para el desarrollo del biplaza U.2, propulsado por un motor Siemens de 55 hp.

Udet U-2 con motor Siemmens de 55 hp (Foto Claudio Meunier)

Los modelos siguientes que desarrolló la empresa fueron el biplaza U.3, el monoplaza U.4, el U-5 cuatriplaza con 80 hp, el U.6 biplaza, el U.7 Kolibri, hasta llegar al U.11 Kondor, un gran cuatrimotor con capacidad para tres tripulantes y ocho pasajeros construido para la naciente Luft Hansa, y por último el excelente biplano U.12 Flamingo. El desarrollo del U.11, contra el que Udet siempre se opuso, colocó a la Udet Flugzeugbau en una situación económica muy comprometida, por lo que en 1926 Udet y Scheuermann decidieron deshacer la sociedad, dando de baja a la Udet Flugzeugbau. Sin embargo, como este tipo de industria había adquirido una importancia vital para la nueva Alemania que se estaba gestando, el 30 de julio de 1926 se fundó, siempre en Munich, la Bayersische Flugzeugwerke A.G. con la participación del Ministerio de Transporte alemán, el gobierno de Baviera, y la banca privada, para proseguir con las actividades de la Udet Flugzeugbau. Esta empresa se fusionó, el 8 de setiembre de 1927 con la Messerschmitt Flugzeugbau, de Bamberg, manteniéndose la razón social de B.F.W. hasta que el 11 de julio de 1938 se cambió su denominación a Messerschmitt A.G un nombre que no necesita de mayor presentación y que, luego de varios cambios societarios, perduró hasta no hace mucho como la Messerschmitt Bölkow Blohm GmbH. (MBB), luego integrante del grupo Deutsche Aerospace, y hoy del EADS.

En la Argentina.

La numerosa colonia alemana de la República Argentina, que ha sido siempre muy influyente en nuestros estamentos políticos y económicos, asimiló rápidamente el golpe de la derrota en la guerra, y se preparó para apoyar el reingreso de Alemania a los mercados nacionales en el mismo momento en que las restricciones del Tratado de Versalles se levantaran. Las primeras libertades se le concedieron a Alemania el 1º de mayo de 1922, cuando se liberó la construcción de aviones de uso puramente civil, y el primer constructor que apareció fue Udet, un hombre carismático y famoso. Por esta misma época nuestro país estaba adquiriendo una importante cantidad de aviones, por lo que la colonia alemana decidió que había llegado el momento de tomar cartas en el asunto, y algunos de sus integrantes más influyentes se pusieron en contacto con la Udet Flugzeugbau.   

Tras las conversaciones preliminares, que se extendieron hasta diciembre de 1922, en enero de 1923 el Círculo Aeronáutico Alemán de la Ciudad de Buenos Aires invitó oficialmente al país a Ernst Udet, en su calidad de héroe de guerra y de constructor de aviones, para que interviniera con sus productos en la Copa Wilbur Wright a correrse en Buenos Aires el 5 de agosto de 1923. Aunque Udet no estaba muy convencido sobre la conveniencia de hacer este viaje, debido a su elevado costo, las promesas del Círculo y las esperanzas de su socio Scheuermann lo instaron a aceptar, ya que efectivamente existía la posibilidad de vender algunos aviones en la Argentina, por entonces casi una potencia económica mundial.

Montaje del Udet U-4 en el aeródromo de El palomar (Foto Claudio Meunier)

Udet se embarcó en el puerto de Hamburgo con destino a Buenos Aires el 11 de abril de 1923, a bordo del “Cap Polonio”, y llegó a nuestro país el 29 (o el 30) de ese mes, mientras que en la segunda semana de mayo llegó, a bordo del "Antonio Delfino", su compatriota Otto Heinecke, un famoso paracaidista que había sido invitado por el Aero Club Argentino para realizar demostraciones en Buenos Aires. La coincidencia de las visitas de estas dos famosas personalidades de la aeronáutica alemana produjo un entusiasmo notable en nuestro ambiente, el que los agasajó en reiteradas ocasiones con cenas, reuniones sociales, y visitas a los diversos aeródromos locales, entre ellos El Palomar, San Isidro, Villa Lugano y San Fernando. Udet y Heinecke fueron recibidos en forma colectiva e individual por los más caracterizados representantes de la aviación civil argentina, entre otros por Carlos Tornquist, Gonzalo García, Juan Etcheverry, Julio A. Noble, Aníbal Brihuega y Antonio Parodi.

El 27 de mayo de 1923 llegaron al puerto de Buenos Aires los aviones de Udet, a bordo del buque “Württemberg”, y fueron inmediatamente trasladados al aeródromo de El Palomar, donde se los armó con la ayuda de personal del Ejército y fueron luego probados por el propio constructor.

Exhibición de los aviones Udet llevada a cabo en el Aeródromo de San Isidro el 10 de junio de 1923 (Archivo General de la Nación)

Las actividades del famoso as alemán fueron variadas, siendo muy recordada la conferencia que pronunció en El Palomar el 29 de mayo de 1923 sobre el tema "Método y Táctica de Combates Aéreos", disertación que contó con la numerosa presencia de oficiales del Ejército y de la Armada, de periodistas y de representantes de la colonia alemana, incluyendo al propio embajador, señor Adolf von Pauli. Cuatro días después, el 2 de junio, Udet y Heinecke fueron nombrados socios honorarios del Aero Club Argentino, y el 10 de junio, después de que Udet ensayara y pusiera a punto sus aviones, se realizó la presentación pública de las máquinas en el aeródromo de San Isidro, con vuelos acrobáticos a cargo de Udet y un simulacro de lucha aérea en el que enfrentó a un Curtiss JN-4D, culminando el festival con un par de saltos en paracaídas hechos por Heinecke. En las semanas siguientes Udet realizó varios vuelos de demostración con ambos aviones, siendo el más trascendente el que hizo el 15 de julio, cuando voló a Rosario con el U.2, acompañado por su amigo Max Holtzem, donde realizó un par de exhibiciones, para regresar en un recordado vuelo sin escalas el día 22, empleando un tiempo de una hora y media, una marca verdaderamente notable para la época.

A todo esto se había suscitado una situación sumamente enojosa entre Udet y su anfitrión, el Círculo Aeronáutico Alemán de Buenos Aires, al haber serias discrepancias entre el monto real del apoyo económico del Círculo y el importe que Udet esperaba recibir, lo que se vio agravado por la falta de interés de los pilotos nacionales en sus aviones, y por una intensa campaña periodística en contra de estas máquinas, las que fueron calificadas por la prensa local de elementales, faltas de potencia e inseguras.

Con el correr de los días la situación se fue haciendo cada vez más tirante, hasta que Carlos Tornquist decidió tomar cartas en el asunto y aplacar las iras, pagando algunos gastos de Udet en forma personal, y presentándole luego a Jorge Luro, quien terminaría comprando ambos aviones. Luro firmó además un contrato con Udet asumiendo la representación de la Udet Flugzeugbau para la Argentina, tras lo cual el famoso (y enojado) piloto alemán anunció que emprendería el regreso a su país en los últimos días de julio de 1923, sin esperar ni siquiera la iniciación de la primera ronda de la Copa Wilbur Wright, para la que había sido invitado expresamente. Pese a su enojo, antes de subir al barco Udet se permitió una pizca de optimismo y declaró que a su llegada a Alemania enviaría a nuestro país los modelos mas modernos de sus aviones, cosa que nunca sucedió.

Eduardo Olivero y dos señoritas enfrente de la proa del U-2 (Foto Claudio Meunier)

Como información complementaria, les comento que Otto Heinecke decidió radicarse en la Argentina, donde se dedicó a hacer exhibiciones de paracaidismo, y perdió la vida en una presentación realizada en Santiago de Chile el 3 de noviembre de 1924. La Federación Argentina de Paracaidismo lo ha nombrado Precursor del Paracaidismo Civil Argentino.

Udet trajo a la Argentina dos aviones, un ejemplar del modelo biplaza U.2 y otro del monoplaza U.4, siendo en ambos casos aparatos monoplanos cantilever de ala baja, monomotores, de cabina abierta y tren de aterrizaje convencional fijo con ruedas de gran diámetro y patín de cola. La estructura de estos aviones era totalmente de madera, con fuselajes de sección cuadrangular, con revestimiento de chapa de aluminio en la proa y terciado en el resto. Las alas y el grupo de cola estaban entelados. En cuanto a los motores, el U.2 tenía un excelente motor Siemens de 55 hp de potencia, un radial de cinco cilindros refrigerados por aire con una hélice bipala de madera, lo que le daba al avión unas performances bastante interesantes, mientras que el U.4 estaba propulsado por el ya descripto motor Haacke de 30 a 35 hp, con una hélice similar a la anterior, de 2,30 metros de diámetro. La campaña de desprestigio que llevó adelante el periodismo era hasta cierto punto justificada en el caso del U.4, pues ya hemos visto que el motor Haacke era de pésima calidad, de marcha irregular y con muy baja potencia (si bien se le asignaban unos 30 a 35 hp, probablemente no pasara de los 25), por lo que la carrera de despegue del avión era interminable, y sus características de vuelo decididamente marginales. Sin embargo el U.2 tenía un excelente motor, lo que lo convertía en un buen avión, tal como quedó demostrado con los vuelos de Udet, y con los que posteriormente hicieron sus propietarios nacionales. 

El U.2 que llegó a la Argentina era uno de los siete ejemplares que se construyeron, pero se desconoce su número de serie. Arribó al país junto con el U.4, y fue armado en El Palomar, para ser probado en vuelo por Udet a principios del mes de junio de 1923, siendo éste el avión que utilizó para hacer casi todas sus exhibiciones y vuelos de largo aliento, entre ellos el que hizo entre el 15 y el 22 de julio de 1923 en compañía de Max Holtzem, uniendo Buenos Aires con Rosario y viceversa. Este avión fue adquirido por Jorge Luro, quien lo cedió en préstamo al famoso piloto tandilense Eduardo Olivero para que lo usara en diversas manifestaciones aeronáuticas, como por ejemplo el vuelo realizado el 19 de agosto de 1923 desde Villa Lugano, donde alcanzó una altura de 4000 metros, su intervención en la Copa Wilbur Wright el 5 de agosto de 1923 (ganada por Lawrence Leon con un Curtiss Jenny), su participación en la denominada carrera del "Circuito de los Aeródromos", y en la Copa "19 de Noviembre", corrida el 9 de diciembre de 1923 y ganada por Osvaldo Fresedo (si, el tanguero) con un Curtiss Jenny. El 28 de mayo de 1924 Olivero realizó otro vuelo interesante, cuando llevando un pasajero alcanzó la altura de 3400 metros, batiendo el récord nacional anterior, que era de 2800 metros. En 1925 este aparato fue vendido a Carlos Ardohain, quien lo utilizó por unos pocos meses, hasta que el 26 de febrero de 1926 se accidentó en la localidad de Cabildo, en el sur de la provincia de Buenos Aires, destruyéndose por completo y perdiendo la vida su propietario.

El Udet U-2 en primer plano y por detrás el Curtiss JN-4D Jenny, con el que Udet volara en combate aéreo simulado durante la exhibición de San Isidro del 16 de junio de 1923. (Foto Claudio Meunier) 

En cuanto al U.4, había sido construido en 1923, y era el prototipo del modelo, virtualmente sin probar, Como ya dije, llegó a bordo del "Würtemberg" el 27 de mayo de 1923, y fue armado en los talleres de El Palomar, para ser probado por Udet en fecha desconocida, en los primeros días del mes de junio. Este avión también fue comprado por Jorge Luro a fines del mes de julio de 1923, pero fue utilizado en pocas ocasiones, debido a sus características de vuelo muy pobres. La última evidencia de actividad de este avión data del 5 de agosto de 1924, cuando Max Holtzem intervino con él en la carrera denominada "Circuito de los Aeródromos", organizada por el Aero Club Argentino. Esta prueba se inició en el aeródromo Curtiss de San Fernando, y tras sobrevolar el aeródromo de San Isidro y El Palomar, se regresaba a San Fernando. Para que el lector tenga una idea de la popularidad de estas carreras aeronáuticas, basta decir que en el desarrollo de la Copa "Circuito de los Aeródromos" estuvo presente el Presidente de la Nación, doctor Marcelo Torcuato de Alvear, y una multitud de más de 25.000 espectadores. El U.4 no figuró entre los que terminaron la carrera, que fue ganada por Lawrence Leon con un Curtiss JN-4D, pero el biplaza U.2, piloteado por Eduardo Olivero, se ubicó en un decoroso 9º puesto. Esta fue la última actuación pública del Udet U.4, pues a partir de ella se le pierde el rastro, probablemente por quedar fuera de servicio como consecuencia de las deficiencias de su motor.

Eduardo Olivero y el Udet U-4 que solía utilizar  por préstamo de su propietario, Jorge Luro (Foto Claudio Meunier)


Udet U.2

Dimensiones:  envergadura 8,90 m; longitud 5,53 m; altura 2,10 m; superficie alar 8,08 m2; peso vacío 230 kg; peso máximo 400 kg.

Performances:  velocidad máxima 130 km/h; ascenso a 1000 m 18 min; radio de acción 500 km

 

Tres vistas del Udet U-2

sábado, 30 de septiembre de 2023

Weatherly. Historia de un aeroaplicador poco mediático

Por Francisco Halbritter

La categoría más "fuera de serie" de la gran familia profesional aeronáutica es la de los aeroaplicadores. Dicho esto a título personal por supuesto, pues seguramente muchos de ustedes opinarán que su propia actividad es la más trascendente. Simplemente les aseguro que entre los muchos pilotos que tuve el placer de conocer, los que tienen como profesión el vuelo lento y rasante, fumigando, sembrando o apagando incendios, son por mucho los más entusiastas y especiales. Y esta diferencia también se da en las aeronaves que utilizan, las que por frecuentar muy poco los aeródromos públicos y controlados suelen ser poco conocidas. Son fáciles de identificar las más populares y numerosas como los Air Tractor, Piper Pawnee o Cessna AgTruck, pero estoy seguro que para muchos un Weatherly es una cosa rara. Pese a ser una aeronave moderna y que al menos veinticinco ejemplares estuvieron involucrados con la historia de nuestro material de vuelo. 

Dedicaré este artículo a ellos.

El Weatherley WM-62C era un Fairchild PT-23 modificado al que se le colocaron alas metálicas totalmente nuevas. Es un claro ejemplo de la etapa intermedia en el diseño de un avión aeroaplicador moderno. Ningún ejemplar voló en nuestro país (William T. Larkins)

Weatherly

La fumigación aérea tiene en nuestro país una historia larga y no siempre positiva. El tema ya ha sido tratado, por lo que simplemente remito al lector al artículo sobre Marcelino Viscarret publicado en LV Nº 1.

En lo que se refiere a las aeronaves utilizadas, en el largo período que va de 1926 a 1959 fueron básicamente aviones monoplanos o biplanos modificados para este fin en forma artesanal, con los que se llevaron adelante no solo las fumigaciones particulares de esa época sino también campañas nacionales tan importantes como la lucha contra la langosta. Lo que, por ahora, es otra historia.

El Weatherley 620-B c/n 1658 con su matrícula de origen N80019 (liego LV-AIU), fotografiado en Gualeguay, Entre Ríos, el 19 de septiembre de 2003 (Francisco Halbritter)

Al igual que en Argentina, en Estados Unidos las conversiones para transformar aviones de uso general en fumigadores fueron encaradas inicialmente por los propios usuarios, y cuando el mercado fue creciendo algunos talleres de mantenimiento aeronáutico se especializaron en la modificación de determinados tipos de aviones y llegaron a obtener para esos productos extensiones limitadas del Certificado de Tipo Aprobado (ATC). Así, hasta fines de la década del cincuenta los aviones fumigadores no diferían gran cosa del modelo en que estaban basados, y la seguridad física y sanitaria de sus pilotos eran temas críticos y no resueltos.

El gran cambio se inició a principios de los años cincuenta. Por ese entonces el único avión especializado en fumigación que se producía en Estados Unidos era el Piper PA-18A, que no era más que una adaptación del PA-18 común. Pero ya habían trascendido los trabajos del genial diseñador  Fred Weick en el Texas A & M College, donde había construido un prototipo con las características de un fumigador moderno de ala baja, con la tolva para productos químicos incorporada al fuselaje y una cabina elevada e independiente ubicada detrás, con refuerzos estructurales adecuados para hacer del habitáculo una zona segura en caso de accidente. William T. Piper se interesó personalmente en el diseño, se puso en contacto con Weick, y de esa asociación nació el Piper PA-25 Pawnee, cuyos primeros ejemplares se entregaron a partir de 1959. El enorme éxito de ese diseño activó la competencia y produjo una sucesión de aviones nuevos que con el correr de los años no solo mejoraron la seguridad de esta modalidad de trabajo aéreo, sino también la calidad de la aplicación de los productos químicos a través de diversas e interesantes mejoras aerodinámicas.

El 620-B c/n 1653 arribó a nuestro país con la matrícula americana N90413. Aquí se convirtió en el LV-WZP (Francisco Halbritter) 

En la época en que Piper lanzó su Pawnee, John C. Weatherly operaba un taller en Dallas, estado de Texas, en el centro de una importante zona rural cuyas necesidades aeronáuticas conocía a la perfección, pues además de mecánico aeronáutico era un piloto fumigador de amplia experiencia.  Inmediatamente notó que si bien el concepto de diseño del Pawnee era excelente, su potencia de 150 hp solo alcanzaba para llevar poco menos de 400 litros de productos químicos, y su precio era bastante elevado. Por eso en 1960 decidió entrar en el mercado de los aeroaplicadores desarrollando un avión con mayor capacidad, pero con un precio no superior al del Pawnee. Para bajar los costos basó su diseño en la utilización de un avión de rezago militar, el entrenador primario Fairchild PT-23 (Fairchild M.62C) equipado con un motor radial Continental R670-5 de siete cilindros y 220 hp de potencia, aviones que por ese entonces eran aún abundantes y baratos. Utilizó el fuselaje completo pues estaba construido con tubos de acero soldados, colocándole la tolva en el espacio del asiento delantero y elevando ligeramente el habitáculo del piloto en el lugar trasero, manteniéndolo abierto pero con una fuerte jaula de seguridad hecha con tubos de acero. Como el ala del PT-23 era de madera, la reemplazó por una totalmente nueva de construcción metálica.

Para producir su avión constituyó la Weatherly Aviation Company, pero no la basó en el estado de Texas sino en la localidad de Hollister, estado de California. Allí se construyó el prototipo, que voló por primera vez a principios de 1961 con la denominación de modelo WM-62C (matrícula N3775G, c/n W-1).  Este modelo estuvo en producción entre enero de 1961 y octubre de 1965 entregándose un total de diecinueve aviones, la mayoría con el motor Continental R670 de 220 hp y unos pocos con el Pratt & Whitney R985 de 450 hp, hasta que la provisión de los Fairchild PT-23 se agotó. El WM-62C no tuvo un Certificado de Tipo propio, al utilizar una ampliación del correspondiente al avión de origen.

Nuestro único Weatherley 620-BTG (c/n 3000) llegó al país con su matrícula de origen N9043A. Aquí se convirtió en el LV-ZHB (Gabriel Pavlovcic)

Aunque la producción de menos de cuatro aviones por año era sin duda pequeña, los aviones de Weatherly demostraron ser fuertes y eficientes, y la demanda fue creciendo. Por eso en 1965, cuando ya era evidente que la provisión de fuselajes de Fairchild llegaría a su fin, Weatherly decidió diseñar un avión íntegramente propio, de capacidad un poco mayor. Así nació en 1966 el modelo 201, conceptualmente similar a su antecesor, pero ahora con una cabina elevada y cerrada, una tolva de poco más de 900 litros de capacidad y un motor radial Pratt & Whitney R985 de 450 hp de potencia. Se construyeron en Hollister dos prototipos (N86686, c/n 101 y N86687, c/n 102) y el modelo 201 recibió el Certificado de Tipo Nº A10WE a principios de 1967, aunque las entregas recién se iniciaron a fines de 1968 pues Weatherly tuvo que cumplir con un contrato estatal como subcontratista de otra fábrica de aviones.

El Weatherley 620-B c/n 1655 con su matrícula de origen N9045Z (luego BGC), expuesto en Feriagro, en Baradero, Buenos Aires 21 de marzo de 2004 (Gabriel Pavlovcic)

Aparentemente la producción del modelo 201 fue de nueve aviones, pues se sabe que a partir de 1970 se empezó a entregar la versión denominada modelo 201-A, identificada con los números de serien 110 al 114, la que fue seguida por el 201-B (45 aviones c/n 601 al 645) y el 201-C (38 aviones c/n 1001 al 1038). Salvo pequeñas mejoras las cuatro variantes fueron similares y utilizaron el mismo motor. Pero a partir del 201-C Weatherly comenzó a ofrecer unas pequeñas extensiones de puntera de ala desarrolladas para mejorar la uniformidad de la distribución de los productos químicos y aumentar el ancho de la franja tratada, lo que permitía abaratar las aplicaciones al hacer menos pasadas. Estos interesantes aditamentos aerodinámicos se fueron perfeccionando con el tiempo y a partir del 201-C se ofrecieron en todos los aviones fabricados por Weatherly.

El Weatherley 620-B LV-AIU (c/n 1658) fotografiado en Tandil, Buenos Aires 2005 (Gabriel Pavlovcic)

En 1979 Weatherly Aviation necesitaba una inyección de dinero para llevar adelante la producción, por lo que fue comprada por la American Poly-Therm, especializada en la fabricación de productos de materiales compuestos para la industria aeroespacial y de defensa. Esta empresa era propiedad de Hal Weatherly, un sobrino de John C. Weatherly, quien asumió la presidencia de la fábrica de aviones, mientras John C. Weatherly retenía el cargo de jefe de ingeniería. El resultado de este cambio societario fue el diseño del modelo 620, que reemplazó al 201-C en la línea de producción. Ambos aviones eran casi idénticos, aunque la capacidad del tanque del nuevo modelo se había aumentado hasta casi 1300 litros, y el prototipo denominado 620 a secas (matrícula N9256W, c/n 1501) se construyó y voló en Hollister ese mismo año. Poco después el segundo ejemplar (matrícula N9259W, c/n 1502) fue equipado con un turbohélice Pratt & Whitney PT6A-11AG de 500 shp, transformándose así en el modelo 620-TP.

El Weatherley 650-B LV-BMC (c/n 1651) fotografiado en General Pico, La Pampa, el 14 de septiembre de 2008 (Carlos A. Lorenzo)

El modelo de producción 620-A, que había recibido el Certificado de Tipo Nº A26WE, comenzó a entregarse a fines de 1979 y se fabricó hasta 1994, cuando fue reemplazado por el 620-B, que tenía el mismo motor Pratt & Whitney R985 de su antecesor pero con la capacidad de la tolva ligeramente aumentada a 1350 litros.

Es interesante mencionar que a partir de 1990 Weatherly Aviation mudó su línea de producción a unas instalaciones vecinas a la de American Poly-Therm en Lincoln, California, pero mantuvo activa la de Hollister dedicándola a los nuevos desarrollos y modificaciones. Allí se construyó en 1996 el prototipo del modelo 620-BTG (matrícula N9026E, c/n 1636) equipado con un turbohélice AirResearch Garrett TPE331-1 de 550 shp, mientras que al mismo tiempo se iniciaba un programa conjunto con General Electric para certificar la turbina de origen checo Walter M601, cuyo uso permitiría reducir drásticamente los costos. Aunque la instalación del motor Walter nunca se concretó.

Luciendo el clásico esquema de pinturas de la fábrica, el LV-BMU es un 620-B (c/n 1568), ex N20194. inscripto el Registro Nacional de Aeronaves el 28 de noviembre de 2007 (Hugo Franchi)

La producción final del modelo genérico 620 alcanzó una interesante cifra cercana a los 160 ejemplares, pero cesó a fines de 1999, cuando Weatherly fue víctima de sus problemas financieros, agravados por la naciente crisis estadounidense.

Los intentos para ponerla nuevamente en marcha fueron numerosos pero poco fructíferos. El más cercano al éxito fue el iniciado por la empresa MP2 Technologies, que en 2007 obtuvo la licencia para producir el modelo 620 en todas sus versiones. Para ello creó la Weatherly Aircraft Nevada Incorporated, con instalaciones en la localidad de Bogalusa, estado de Louisiana, y a fines de ese año anunció que reiniciaría la producción del 620-B y del 620-BTG en marzo de 2008, pero el nuevo emprendimiento se transformó en una víctima más de la crisis y poco después cerró sus puertas.

Weatherley 620-B LV-BOY (c/n 1635) ex N90163 (Hugo Franchi)

A fines de 2009 los dueños del Certificado crearon una nueva Weatherly Aircraft Company y comenzaron a buscar socios financistas para reiniciar la producción, pero hasta la fecha no han tenido éxito.

En Argentina

Como sucedió en gran parte del mundo occidental, nuestros primeros aviones aeroaplicadores especializados fueron los Piper PA-25 Pawnee. Su producción se había iniciado en 1959 y ese mismo año llegó el primer ejemplar (LV-GPC, c/n 25-79) iniciando un flujo creciente de aviones de ese modelo. A partir de 1968 se le agregaron los Cessna 188 y más adelante importamos casi todos los modelos de fumigadores que se fabricaron en Estados Unidos. Pero hasta 1997 no llegó al país ni un solo Weatherly.

El LV-BST (c/n 1633) es un 620-B al que se le aplicó el kit de winglets para evitar el vórtice durante los trabajos de aplicación. General Rodríguez, 09 de marzo de 2013 (Gabriel Tomás Pavlovcic) 

La historia de estos aviones en nuestra aviación civil fue iniciada por Ezequiel Miguel, un fumigador radicado en la zona rural de Hughes, provincia de Santa Fe, quien desde principios de la década del noventa había importado desde Estados Unidos varios Cessna 188 usados y conocía muy bien este mercado tan especial.

Los Weatherly tenían fama de aviones eficientes y robustos y sus precios eran más bajos que los de otros aviones de su categoría, pero curiosamente no tenían ningún representante en nuestra región. En consecuencia Miguel aprovechó un viaje que hizo a Estados Unidos a principios de 1997 y visitó la fábrica de Weatherly Aviation en Lincoln, cuya consecuencia fue la obtención formal en el mes de abril de la representación para la República Argentina y los países vecinos. Inmediatamente compró y trajo en vuelo un 620-B nuevo (LV-WZP, c/n 1653), con el que llegó al aeródromo de San Fernando en septiembre e inició una amplia campaña de demostraciones. Al margen de este demostrador, su primera venta genuina fue concretada a mediados de 1998 cuando Hugo Alberto Pérez, un aeroaplicador de Cabildo, provincia de Buenos Aires, compró nada menos que un 620-BTG nuevo (LV-ZHB, c/n 3000). Y la siguiente y útima venta de Miguel como representante fue el 620-A matrícula LV-ZRI (c/n 1533), un avión usado pero comprado a través de la fábrica.

El Weatherley 201-C LV-BYH (c/n 1021) es sometido a trabajos de mantenimiento de rutina en el aeródromo de Azul (Hugo Franchi)

Por esa época los usuarios comenzaban a mostrar un creciente interés por los Weatherly, pero en 1999 la fábrica dejó de producir y la posibilidad de seguir importando aviones nuevos se cerró, al igual que la representación otorgada a Ezequiel Miguel. Este es el motivo por el que nuestros Weatherly nuevos fueron solamente dos.

Por supuesto que la posibilidad de traer aviones usados seguía existiendo, pero muy pronto se produjo la crisis de 2001, y como vemos en la tabla, hasta el año 2004 no se trajo ningún otro Weatrherly. La reactivación fue lenta, hasta que a mediados de la década se inició una verdadera explosión en la cantidad de aviones usados importados desde Estados Unidos. Pero ahora no a través de representantes oficiales sino por intermedio de comerciantes que desde Estados Unidos ofrecían para la venta prácticamente cualquier tipo de aeronave, desde pequeños experimentales hasta grandes reactores de uso ejecutivo. Y entre ellos comenzaron a llegar los Weatherly usados, cinco ejemplares entre 2004 y 2006 y doce entre 2007 y 2010. A partir de allí el ambiente de la aeroaplicación se enfrió y en 2011 no llegó ni un solo avión, mientras que en 2012 solo ingresó uno.

La historia de los Weatherly no registra hechos glamorosos ni mediáticos. En realidad se caracteriza por la falta de noticias, lo que en aviación es una buena noticia. Después de todo no son más que eficientes herramientas cuyo uso está limitado a la aplicación de productos químicos, siembra y fertilización.

Hasta hoy han sido importados los veinticinco aviones que se detallan en la tabla, una interesante cantidad que con el correr del tiempo seguramente se incrementará. 

El LV-IKW (c/n 1616) es el 620-B más nuevo en nuestro registro. Se inscribió el 08 de agosto de 2018 (Hugo Franchi)

Características

Las características que siguen corresponden al modelo 620-B, el Weatherly más numeroso en nuestro país.

Se trata de un avión monoplano de ala baja y tren de aterrizaje convencional fijo, diseñado específicamente como aeroaplicador, apto para cumplir con todo el rango de tareas que implica esta definición. Toda su estructura lleva un eficiente tratamiento anticorrosivo, que incluye el interior de los tubos de acero del fuselaje.

El fuselaje es una tradicional estructura de tubos de acero cromo molibdeno soldados, con revestimiento de paneles de aleación de aluminio que se pueden desmontar fácilmente casi en su totalidad. Incorpora el grupo de cola también metálico, con superficies móviles enteladas, el habitáculo del piloto ligeramente elevado y cerrado con puertas a ambos lados, y delante de él una tolva para productos químicos construida en plástico reforzado con fibra de vidrio con una capacidad de 1366 litros.

El ala es cantilever, construida totalmente en aleación de aluminio, con los alerones entelados. Su planta es básicamente rectangular, con la sección central sin diedro y las externas con un considerable diedro de 6º. Sobre el larguero principal van montadas las patas del tren de aterrizaje, con amplia trocha y ruedas de gran diámetro equipadas con frenos hidráulicos. En las punteras alares lleva las pequeñas aletas mencionadas en el texto del artículo.

El motor es un radial de nueve cilindros refrigerados por aire Pratt & Whitney R985 de 450 hp de potencia accionando una hélice metálica tripala Hartzell.

Dimensiones: envergadura 14,22 m; longitud 8,15 m; altura 2,44 m; superficie alar 23,73 m2; trocha tren de aterrizaje 3,20 m; peso vacío 1288 kg; peso máximo de despegue 2676 kg; capacidad de combustible 341 litros.

Performances: velocidad máxima (vacío) 283 km/h; velocidad de crucero 185 km/h; velocidad de pérdida 87 km/h; trepada inicial 213 m/min.; autonomía 4 horas. 


Modelo

Año

C/n

Matr. USA

Matr. Arg.

Inscripto

1º Usuario

Uº Usuario

Observ.

Existe

201-B

1971

603

N2935W

LV-BRW

02.07.10

Franco L. Alberti

 

Usado

Si

201-C

1977

1012

N1248W

LV-FQK

No

Horacio a. Ramón

 

Usado

??

201-C

1977

1021

N9044W

LV-BYH

16.03.10

Juan José Fano

 

Usado

Si

201-C

1978

1031

N9176W

LV-CAS

10.05.10

Esteban A. Jorgensen

 

Usado

Si

201-C

1979

1037

N9231W

LV-BYI

No

Mario A. Foulquie

 

Usado

??

620

1981

1511

N4615U

LV-FVE

15.12.15

Ezequiel Martín Miguel

 

Usado

Si

620

1981

1517

N4623E

 

 

 

 

Usado

??

620-A

1989

1527

N4626U

LV-BZB

02.06.09

Marta I. Pietracola

 

Usado

Si

620-A

1990

1533

N9048D

LV-ZRI

26.04.99

Ezequiel Miguel

Agrotecnol. y

Servicios

Usado

Si

620-A

1990

1536

N4647B

LV-CYZ

01.11.12

Fumigaciones Peroni

 

Usado

Si

620-B

1993

1568

N20194

LV-BMU

28.11.07

Francisco B. Galeazzi

 

Usado

Si

620-B

1994

1570

N2020L

LV-BXL

07.04.09

Jesús Castro

 

Usado

Si

620-B

1994

1574

N2025L

LV-BDJ

17.11.05

Adelina E. Reboredo

 

Usado

Si

620-B

1995

1585

N2032Q

LV-BPU

13.06.08

Omar H. Zavattero

 

Usado

Si

620-B

1994

1581

N2030Q

LV-BHY

12.04.07

Omar H. Zavattero

 

Usado

Si

620-B

1995

1595

N2035X

LV-AXX

29.09.04

Elena E. Cuellar

 

Usado

Si

620-B

1995

1599

N9000E

LV-BBT

29.09.05

MBC Servicios Aéreos

 

Usado

Si

620-B

1996

1616

N9019G

LV-IKW

08.10.18

Víctor Hugo Catalano

 

Usado

Si

620-B

1996

1633

N9025C

LV-BST

07.11.08

Azcárate Irastorza S.C.

 

Usado

Si

620-B

1996

1635

N90163

LV-BOY

25.04.08

Edgardo B. Sánchez

 

Usado

Si

620-B

1997

1651

N90391

LV-BMC

14.11.07

Juan M. Castro

 

Usado

Si

620-B

1997

1653

N90413

LV-WZP

13.11.97

Adalberto Miguel

Rolando

Rasmussen

Nuevo

Si

620-B

1997

1655

N9045Z

LV-BGC

17.10.06

Plus Agroservicios

 

Usado

Si

620-B

1997

1658

N80019

LV-AIU

26.01.04

Adelina E. Reboredo

 

Usado

Si

620-BTG

1998

3000

N9043A

LV-ZHB

14.08.98

Hugo Alberto Pérez

 

Nuevo

Si


 


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